viernes, 28 de noviembre de 2008

CARNAVAL DE NEGROS Y BLANCOS (PASTO)


El carnaval moderno propiamente hablando, nace en el amanecer de un Día de Reyes (seis de enero) de 1912, fundado en la necesidad de expresar la imaginación, el juego, la amistad y de compartir la alegría que por esas fechas reanima la vida. En una fina y exclusiva casa de citas de la ciudad, la casa de las señoritas Robby ubicada en la Calle Real (actual Carrera 25), el atrevimiento de don Ángel María López Zarama, afamado sastre de la ciudad, lo lleva a tomar la polvera francesa de una de las damas más solicitadas y procede a esparcir los polvos con perfume de mujer, entre todos los presentes con el grito de ¡Vivan los Blanquitos!. No tardaron los compañeros del maestro cortador, en ser víctimas primero y luego partícipes del juego. Luego, todos habrían de salir a la calle a repetir la broma con los desprevenidos parroquianos que salían de la Misa de Reyes de la iglesia de San Juan Bautista, repitiendo ¡Que vivan los Negros y que vivan los Blancos!,[2] expresión que bajo la custodia del Galeras, se insertará por siempre y con vigor en la esencia de los pastusos.

Sin embargo, otras culturas y expresiones contribuyen a la formación de la intrincada identidad de las expresiones festivas del Carnaval de Pasto. Este hecho lo caracteriza y diferencia entre otras expresiones similares.

Su génesis también encuentra arraigo en los rituales efectuados por los Quillacingas cultura agraria, que, en época de cosecha honraban con danzas a la luna, y en otros rituales hacían rogativas al sol, para amparar sus cultivos.

Estas celebraciones, con la fusión e influencia de la cultura española dan origen al sincretismo hispano religioso, que generan proto expresiones de lo que será el carnaval de Pasto. A comienzos del siglo XIX, las autoridades de la colonia prohíben estas fiestas para evitar los levantamientos indígenas, y hacia el 1834 reaparecen los festejos de indios con sus churumbeles, los mestizos con mascaradas y principalmente algarabías de vecinos, todas estas fiestas debidamente enmarcadas en el calendario religioso, principalmente con las festividades de la Virgen de las Mercedes (24 de septiembre) y de la Inmaculada Concepción de María (8 de diciembre).

En aquellas épocas, en víspera del Día de Reyes también se realizaba festiva y espontáneamente el juego de negritos, principalmente entre blancos y mestizos, debido a la escasa presencia de población negra en Pasto, esta festividad contrastada por la extroversión de una comunidad caracterizada por una vida apacible y taciturna, que encontraba en esos días una oportunidad de romper lo establecido y liberar el espíritu.

Su origen fue un "asueto" a negros, originado en el Gran Cauca, comarca a la que pertenecía Pasto. En 1607 hubo una rebelión de esclavos en Remedios, Antioquia que causó pánico entre las autoridades coloniales. Este evento era recordado por la numerosa población negra de Popayán quien demandaba un día de descanso en el cual ellos pudieran ser verdaderamente libres. Para conservar la paz social, la Corona Española concedió el día 5 de enero, para tal efecto:

“EL PRINCIPE, DÍA VACO PARA LOS NEGROS ESCLAVOS”. Agora entendyendo dicha relayón e solicitud de muchos esclavos negros de dicha provincia vengo a deciros a voz que se acoge paternalmente dicha solicitud y se dará día vaco enteramente a los negros y será el 5 de enero, víspera de la fiestas de las Santas Majestades y venerando estima a la Santa Majestad del Rey Negro. Fechada en Madrid. “Yo el Príncipe”.[3]

Esta noticia fue dada a conocer por bando en Popayán y así fue como el 5 de enero, se declara día libre para las gentes de color; la población negra de la capital del Cauca salió a las calles a bailar al ritmo de la música africana y empezaron a pintar de negro las afamadas paredes blancas de esa población. Posteriormente esta costumbre se regó por el sur, tomando una inusitada fuerza en la fría ciudad de Pasto, donde cuenta el cronista José María Cordobés Moure, ya hay vestigios de que se jugaba hacia 1854.

Es así como se configura el génesis del juego de Negros y de Blancos de Pasto, y de este modo transcurriría su primera década, faltando sin embargo la inclusión de otras manifestaciones artísticas, como el desfile de las carrozas, las comparsas y las murgas, que paulatinamente se irían uniendo a la celebración, para enriquecer y configurar la identidad de este carnaval.


No hay comentarios: